Uno de los comportamientos indeseables que más frecuentemente se observan en los perros son aquellos relacionados con el miedo a diferentes estímulos tales como tormentas, ruidos fuertes, otros perros, personas y objetos inanimados. Ante tales situaciones muchos perros buscan huir desesperadamente a fin de terminar con la sensación de terror que los embarga.
Para analizar las reacciones de temor de nuestros animales en forma general resulta útil plantearnos la siguiente pregunta: ¿Qué sentiríamos nosotros si ante una situación que nos agobia y nos produce gran temor no pudiésemos hablar con otras personas o si nadie nos pudiese explicar que algún estímulo que nos produce temor en realidad no nos dañará? Lo que seguramente ocurriría sería que actuaríamos de una manera muy similar a como actúan nuestros perros, a menos que por un proceso de habituación nosotros experimentáramos frecuentemente estos estímulos y nos diéramos cuenta de que en realidad no nos dañarán.
Pues bien, debido a que los perros no hablan, éste es el único camino que tienen para adaptarse a una situación que les causa temor.
Antes de analizar las reacciones de miedo en particular vale la pena hacer dos aclaraciones.
Primero, es necesario saber que si bien es cierto que un temor excesivo es contraproducente, no menos cierto es que en condiciones naturales tener miedo ante situaciones potencialmente peligrosas es normal e incluso beneficioso para los animales y también por supuesto para nosotros, los seres humanos. Segundo, un dueño debe evitar acariciar a su animal y hablarle a fin de explicarle que la situación no es peligrosa. Tanto el tono suave de la voz como las caricias pueden ser entendidas por el perro como un premio o una gratificación por su conducta, es decir, por tener miedo. Por supuesto, lo que también debe evitar hacer el dueño es castigar a su animal, ya que esta actitud puede no sólo agravar el comportamiento en cuestión sino también deteriorar el vínculo con el perro.
Miedo a los objetos
Es frecuente observar que un cachorro, al encontrarse con un objeto nuevo y de gran tamaño se manifiesta temeroso. En general la actitud inicial del perro es retroceder de inmediato y luego, si el nivel de miedo no es muy elevado, aproximarse lentamente a fin de investigar al objeto en cuestión para comprobar si representa algún tipo de peligro. Este temor a objetos inanimados ocurre con mayor intensidad durante los primeros meses de vida del perro y se debe a una tendencia natural a sentir temor ante situaciones totalmente novedosas.
La manera más adecuada de ayudar a un cachorro a perder el miedo a diferentes objetos consiste en aplicar la técnica antes mencionada, llamada desensibilización sistemática. Esta consiste en exponer el objeto a una distancia tal que no se manifieste temeroso para luego ir acortando la distancia en cada sesión de trabajo. Desde ya uno podría además felicitar con caricias al cachorro si comienza a acercarse al objeto sin manifestar miedo alguno.
Miedo a otros perros o a los personas
Entre las reacciones de miedo que pueden presentar los perros es necesario mencionar aquéllas referidas al temor hacia personas y/u otros perros. Este comportamiento fóbico puede responder al denominado síndrome de aislamiento. El animal que lo padece se manifiesta temeroso o agresivo con otros seres con los cuales debería convivir armoniosamente.
Si el miedo o la agresión están dirigidos hacia los humanos se debe a que el cachorro tuvo un escaso contacto social con estos, fundamentalmente entre la tercera y la cuarta semana de vida, que es el período de socialización de los perros (Capítulo VIII).
Si la fobia se presenta en relación con otros perros, es muy probable que el cachorro haya sido separado de su madre y sus hermanos de camada en forma precoz, es decir, alrededor de los treinta días de vida o antes.
Otra de las causas responsables de generar en un perro un comportamiento de fobia hacia las personas u otros perros son las experiencias adversas. Una persona que castiga a un cachorro puede provocar una reacción de temor hacia sí misma o también hacia otros seres humanos, mediante el proceso conocido como generalización (Capítulo VIII). A su vez un perro que ataque y agreda a un cachorro puede provocar la misma reacción, pero obviamente dirigida hacia sus congéneres.
Como en todos los casos de fobias el mejor camino a seguir es prevenir el problema proveyendo a los cachorros de una estimulación, una educación y un manejo adecuados. Sin embargo, si la conducta ya está instaurada la desensibilización sistemática sigue siendo la técnica correcta para intentar resolver los temores.
Para analizar las reacciones de temor de nuestros animales en forma general resulta útil plantearnos la siguiente pregunta: ¿Qué sentiríamos nosotros si ante una situación que nos agobia y nos produce gran temor no pudiésemos hablar con otras personas o si nadie nos pudiese explicar que algún estímulo que nos produce temor en realidad no nos dañará? Lo que seguramente ocurriría sería que actuaríamos de una manera muy similar a como actúan nuestros perros, a menos que por un proceso de habituación nosotros experimentáramos frecuentemente estos estímulos y nos diéramos cuenta de que en realidad no nos dañarán.
Pues bien, debido a que los perros no hablan, éste es el único camino que tienen para adaptarse a una situación que les causa temor.
Antes de analizar las reacciones de miedo en particular vale la pena hacer dos aclaraciones.
Primero, es necesario saber que si bien es cierto que un temor excesivo es contraproducente, no menos cierto es que en condiciones naturales tener miedo ante situaciones potencialmente peligrosas es normal e incluso beneficioso para los animales y también por supuesto para nosotros, los seres humanos. Segundo, un dueño debe evitar acariciar a su animal y hablarle a fin de explicarle que la situación no es peligrosa. Tanto el tono suave de la voz como las caricias pueden ser entendidas por el perro como un premio o una gratificación por su conducta, es decir, por tener miedo. Por supuesto, lo que también debe evitar hacer el dueño es castigar a su animal, ya que esta actitud puede no sólo agravar el comportamiento en cuestión sino también deteriorar el vínculo con el perro.
Miedo a los objetos
Es frecuente observar que un cachorro, al encontrarse con un objeto nuevo y de gran tamaño se manifiesta temeroso. En general la actitud inicial del perro es retroceder de inmediato y luego, si el nivel de miedo no es muy elevado, aproximarse lentamente a fin de investigar al objeto en cuestión para comprobar si representa algún tipo de peligro. Este temor a objetos inanimados ocurre con mayor intensidad durante los primeros meses de vida del perro y se debe a una tendencia natural a sentir temor ante situaciones totalmente novedosas.
La manera más adecuada de ayudar a un cachorro a perder el miedo a diferentes objetos consiste en aplicar la técnica antes mencionada, llamada desensibilización sistemática. Esta consiste en exponer el objeto a una distancia tal que no se manifieste temeroso para luego ir acortando la distancia en cada sesión de trabajo. Desde ya uno podría además felicitar con caricias al cachorro si comienza a acercarse al objeto sin manifestar miedo alguno.
Miedo a otros perros o a los personas
Entre las reacciones de miedo que pueden presentar los perros es necesario mencionar aquéllas referidas al temor hacia personas y/u otros perros. Este comportamiento fóbico puede responder al denominado síndrome de aislamiento. El animal que lo padece se manifiesta temeroso o agresivo con otros seres con los cuales debería convivir armoniosamente.
Si el miedo o la agresión están dirigidos hacia los humanos se debe a que el cachorro tuvo un escaso contacto social con estos, fundamentalmente entre la tercera y la cuarta semana de vida, que es el período de socialización de los perros (Capítulo VIII).
Si la fobia se presenta en relación con otros perros, es muy probable que el cachorro haya sido separado de su madre y sus hermanos de camada en forma precoz, es decir, alrededor de los treinta días de vida o antes.
Otra de las causas responsables de generar en un perro un comportamiento de fobia hacia las personas u otros perros son las experiencias adversas. Una persona que castiga a un cachorro puede provocar una reacción de temor hacia sí misma o también hacia otros seres humanos, mediante el proceso conocido como generalización (Capítulo VIII). A su vez un perro que ataque y agreda a un cachorro puede provocar la misma reacción, pero obviamente dirigida hacia sus congéneres.
Como en todos los casos de fobias el mejor camino a seguir es prevenir el problema proveyendo a los cachorros de una estimulación, una educación y un manejo adecuados. Sin embargo, si la conducta ya está instaurada la desensibilización sistemática sigue siendo la técnica correcta para intentar resolver los temores.
COMO TRATAR A PERROS CON MIEDO
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